lunes, 2 de noviembre de 2015

     
       El recuerdo de nuestros antepasado, familiares y amigos, nos llevó a pasar en el pueblo el fin de semana. Festividad de Todos los Santos. Nada especial que no sepamos. El sábado tuvimos un día estupendo; domingo día 1 la climatología se torció, el cielo se cubrió de nubes amenazadoras, pero aguantó sin llover y nos permitió regresar a casa sin el inconveniente de la lluvia ya en noche cerrada. El día de Todos los Santos sopló un viento fortísimo que acabó tirando por los suelos del cementerio muchos de los ramos y macetas de flores con los que la gente había engalanado las tumbas de sus seres queridos.

            Para los amigos que siempre agradecen las fotos del pueblo, aunque no llevé la cámara con la que acostumbro a tomarlas, sí que con el móvil saqué ésta desde la casa de mi hermana Pili, en el Calvario, con medio término de Olivares en la distancia, incluso de Villaverde y de Valverde allá al fondo, con el agua del pantano en la ribera donde ya se distinguen los pigotes de cemento del puente de la Caserna, a medida que el nivel del agua va descendiendo. Fue en la tarde del sábado, con esa iluminación especial de la ribera en las tardes de otoño.