El recuerdo
de nuestros antepasado, familiares y amigos, nos llevó a pasar en el pueblo el
fin de semana. Festividad de Todos los Santos. Nada especial que no sepamos. El
sábado tuvimos un día estupendo; domingo día 1 la climatología se torció, el
cielo se cubrió de nubes amenazadoras, pero aguantó sin llover y nos permitió
regresar a casa sin el inconveniente de la lluvia ya en noche cerrada. El día
de Todos los Santos sopló un viento fortísimo que acabó tirando por los suelos
del cementerio muchos de los ramos y macetas de flores con los que la gente había
engalanado las tumbas de sus seres queridos.
Para los
amigos que siempre agradecen las fotos del pueblo, aunque no llevé la cámara
con la que acostumbro a tomarlas, sí que con el móvil saqué ésta desde la casa
de mi hermana Pili, en el Calvario, con medio término de Olivares en la
distancia, incluso de Villaverde y de Valverde allá al fondo, con el agua del
pantano en la ribera donde ya se distinguen los pigotes de cemento del puente
de la Caserna, a medida que el nivel del agua va descendiendo. Fue en la tarde
del sábado, con esa iluminación especial de la ribera en las tardes de otoño.
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