domingo, 25 de octubre de 2009

NOTICIAS DE OLIVARES DE DUERO


Jorge Martín, el autor de la magnífica web que dio motivo a la anterior entrada de nuestro blog, me envía una fotografía del retablo de la iglesia de San Pelayo, en aquel lugar de la otra Castilla cuyo nombre coincide -seguro que sus razones habrá- con el de nuestro pueblo.
Me complace colgar en este blog y con toda urgencia la referida foto, donde nos podemos hacer una idea de la grandiosidad del monumento que poseen, verdadera joya del arte plateresco castellano del que di algunos breves datos días atrás.
Me anuncia Jorge que en su web dará a su vez noticia de nuestro pueblo, quizá en fechas cercanas, cosa que cuando menos nos conforta, casi nos ilusiona. Por mi parte me he comprometido a pasar por Olivares de Duero en la primera ocasión que se me presente, pues con el propio Jorge Martín como guía sería todo un lujo. Pienso que nuestro pueblo está invitado a dar una vuelta por allí. Como muestra de lo que en el otro Olivares castellano podemos encontrar, ahí va la fotografía de su bellísimo retablo, con medio centenar de motivos entre figuras de Berruguete y tablas de Juan Soreda, pintor en la cumbre del Renacimiento Español.
NOTA: Si pinchas sobre la fotografía, la podrás contemplar en todo su esplendor.
Para conocer un poco mejor -algo al menos- este pueblo, repito la dirección de la web de nuestro nuevo amigo que sería: http://www.villadeolivaresdeduero.es/ Espero que le hagais no una, sino todas las visitas que consideréis oportunas.

lunes, 19 de octubre de 2009

LOS OTROS OLIVAREÑOS: OLIVARES DE DUERO


Nuestro pueblo es “del Júcar” desde que la organización de España por provincias se llevó a efecto en el siglo XIX; antes era Olivares, simplemente, como así aparece en la reseña del Madoz, escrita hacia el año 1850.
El motivo que llevó a apellidar a los distintos Olivares -tres en España con categoría de municipio-: Olivares (Sevilla), Olivares de Duero (Valladolid) y Olivares de Júcar (Cuenca), no fue otro que el poderlos distinguir, sobre todo en sentido administrativo, al pertenecer a provincias diferentes.
Cuando la unión o hermanamiento de ciudades y pueblos se ha puesto de moda, cosa que me parece muy bien, no propongo ni pretendo que eso se vaya a hacer con los tres pueblos de España que llevan el mismo nombre, y que entre ellos se llegue a establecer una relación oficial a modo de parentesco. Sí, en cambio, considero interesante, y en tal sentido hago lo que está en mis manos, que sepamos algo los unos de los otros; de ahí que, valiéndome de la gran ventaja de la Red, me haya puesto en contacto con Jorge Martín, autor de la magnífica página de Olivares de Duero, pidiéndole información acerca de su pueblo al menos por el simple placer de poseerla, y con la intención de pasarme por allí a conocerlo un día cualquiera del próximo verano, y así poder contemplar personalmente esa joya plateresca de retablo mayor que tienen en su iglesia de San Pelayo, con 51 tablas del maestro Juan de Soreda e imágnes, nada menos que, de Alonso de Berruguete.
De momento tengo noticia de que Olivares de Duero queda entre Peñafiel y Valladolid, muy cerca de Quintanilla de Onésimo, con el río Duero por mitad que se libra a través de un puente monumental con siete ojos de piedra. Su población es de 325 habitantes aproximadamente, y se encuentra en pleno corazón de la Ribera de Duero vallisoletana, donde no faltan las bodegas de buen vino de Denominación de Origen.
Sus fiestas patronales son las de San Pelayo, el 26 de junio, y las de la Virgen de la Estrella el 22 de septiembre. Es una comarca donde las fiestas suelen ser muy animadas.
La página web de Jorge Martín, muy completa e interesante por cierto, tiene la siguiente dirección, donde podéis pinchar para llegar a ella: http://www.villadeolivaresdeduero.es/
Del otro Olivares, en la provincia de Sevilla, procuraré buscarme algo para incluirlo aquí la próxima semana.
(En la imagen, la procesión de la Virgen de la Estrella hacia su ermita)

lunes, 12 de octubre de 2009

DE LUCES Y SOMBRAS




Para una buena parte de los hijos del pueblo, entre los que me cuento, la iglesia ha quedado muy bien después de las obras de restauración. Nos sentimos encantados y muy contentos con ella, como se ha podido comprobar en las fiestas del Santo Niño, que, pese a tener tan gran capacidad, resultó insuficiente para acoger a tanta concurrencia, feliz por ver recuperada su iglesia, uno de nuestros pesares durante los últimos seis o siete años en los que permaneció cerrada y en estado semirruinoso.
Pero, como en casi todas las cosas en las que interviene el hombre, y tan complejas como ésta lo fue, hay que contar con las consabidas deficiencias, algunas de ellas irreparables, que a menudo ensombrecen el resultado final, como es el caso que ahora nos ocupa.
Me refiero a los lienzos al óleo de los cuatro Evangelistas que siempre vimos en las pechinas del prebiterio, y que por falta de previsión, o de responsabilidad en su momento, dos de ellos, o por lo menos uno, quedó destruido de forma irreparable tras el desplome de la cúpula durante las obras. Por fortuna el retablo, la pieza de más valor en toda la iglesia, no escapó del todo mal para lo que pudiera haber sido, si descartamos algún rasguño y el daño a una de las imágenes que, también por la misma causa, no se retiró antes de que se iniciaran los trabajos.
Luces y sombras como resultado final, al margen de cualquier otra deficiencia que se ha venido observando después, sobre todo en la cubierta de la nave lateral, donde las maderas comenzaron a ceder a los pocos meses de habere sido colocadas.
Valga como recuerdo para muchos de los olivareños que viven fuera del pueblo, las dos fotografías que cuelgo en nuestra particular sala de exposiciones para todo el mundo. Se trata de los dos lienzos que se han podido salvar después del derrumbe (San Mateo y San Lucas), que hoy se muestran en las paredes laterales del presbiterio, pienso que provisionalmente, hasta que se coloquen en los dos círculos frontales del ábside donde estuvieron siempre y donde ahora deberían estar, a falta de los otros dos, cosa imposible.
NOTA: Sólo unas horas después de haber incluido esta pagina en el blog, recibo la desagradable noticia de que la iglesia ha vuelto a ser clausurada porque el techo nuevo no reune la condiciones necesarias después de la restauración. La primera idea ha sido la de eliminar esta página en tanto que las cosas se solucionen; pero creo que con la advertencia a los lectores, mientras tanto, será suficiente. Espero, y esperamos todos, que esas deficiencias de las que algo apuntamos líneas atrás, se solucionen favorablemente en el menor tiempo posible. Y lamentar, claro está, que a estas alturas haya profesionales y empresas que sigan haciendo de la chapuza su seña de identidad sin el menor escrúpulo. ¿Quién es el resposable?, porque debe de haberlo.

jueves, 1 de octubre de 2009

UNA FOTO CON HISTORIA


Sentados a la barra del bar una mañana del pasado verano, me contó Pedro José García que había en su casa una fotografía “con historia”,en la que estaba mi madre con otras mujeres del barrio de la Carretera. Tuve ocasión, días después, de preguntar a su hija Esther cuál era la historia de aquella foto en la que estaba mi madre. Esther me la trajo enseguida; la tenían enmarcada y colgada en algún lugar destacado de su casa.
Es la fotografía que precede a este comentario, naturalmente. La historia de la foto no era otra que, en cierta ocasión -debe de hacer treinta años, o quizá alguno más-, pasó por la carretera un señor extranjero, que al ver el grupo de personas mayores con la rueca de devanar madejas, no tuvo mejor ocurrencia que tirarles una fotografía, con la promesa de enviarles una copia cuando llegase a su país.
El extranjero en cuestión cumplió con su palabra. Un buen día, a nombre de Pedro José García o de Carmen Sáez, su recordada esposa, llegó el sobre con la prometida foto. Es una imagen que desprende paz y que al verla me conmueve. De las personas que aparecen sólo vive una: Eulalia, bastante fastidiada actualmente, por cierto, debido a su avanzada edad. Es la que figura en el lado derecho según miramos la fotografía. Las demás personas son, de izquierda a derecha: la suegra de Félix Hortelano, que en paz descanse; Carmen Sáez, la esposa de Pedro José; Justina, mi madre; el Tío Andrés Díaz; mi tía Elisa, y Eulalia Moya.
Esther me permitió sacar una copia de la foto, y por mi parte le prometí darla a conocer en este escaparate al mundo que es mi blog de Olivares. Lo hago con mucho gusto. Misión cumplida.