miércoles, 29 de abril de 2009

MAYOS DE LAS MOZAS



Un poco cursis quizá, para los tiempos que corren; pero añorados y respetables como también lo fue toda la larga época en que se cantaron a las mozas, este puñado de estrofas que tanto nos suenan y que muchos de nosotros hemos cantado alguna vez en noches claras por las calles del pueblo. Queden, pues, enganchados desde hoy en la red para general conocimiento, sobre todo para los olivareños en edad madura que viven fuera de la patria chica y que, igual que a mí, les traerán a la memoria aquellos viejos tiempos.
La fotografía con la que se presentan es actual, tomada esta misma primavera por las eras de las Columnas.


MAYOS DE LAS MOZAS:

Estamos a treinta
del abril cumplido,
yo y mis compañeros
sean bienvenidos.

Estamos a puertas
de un fuerte castillo,
yo y mis compañeros
del amor heridos.

Heridos venimos
todos a cual más,
a pedir licencia
si la queréis dar.

Viene tu galán
prometiendo mayo,
con verdes pimpollos
blancos y encarnados.

Encarnada rosa
feliz primavera,
los que han de cantar
tu licencia esperan.

Esperando estamos,
luz de la mañana,
ver el cielo abierto
y el sol en tu cara.

Cara pinta hermosa,
número de apeles,
para dibujarte
no traigo pinceles.

Pinceles son plumas,
una me has de dar
de tus alas bellas,
águila imperial.

Águila imperial
que al sueño reposa,
despierta si duermes
y oirás tu copia.

Copiosos y rubios
tus cabellos son,
tu cabeza es ara
de la discreción.

Con discreción brillan
tus finos pendientes,
formando Cupido
flores en tu frente.

Frente y cejas rubias
tus pestañas brillan,
tus ojos luceros
relumbrante niña.

Relumbrantes son
tus mejillas bellas,
tu nariz al punto
discreción de perlas.

Perlas son tus dientes,
tu boca un clavel,
tu labio chiquito
dulce panal es.

El panal sellado
que a la barba baja,
es dulce y sabroso
que a la nieve cuaja.

Cuaja en finas perlas
tu hermosa garganta,
con venas azules
que al pecho desmandan.

Desmandados torpes
son los que atormentan,
que a la nieve cuaja
frente que alimenta.

De alimento son
señora tus brazos,
con diez ramilletes
de jazmín tus manos.

Manos más divinas
fueron pues pintadas,
cuerpo más perfecto
del galán soy dama.

Del galán soy dama
podéis perdonar,
tu hermosura es tanta
no puedo pintar.

Pintaré tu garbo,
menudito el pie,
chiquitito encanto,
hechicera es.

Hechicera es
aquí esta señora,
FULANA se llama,
de esta calle aurora.

Aurora en tus luces
planté una azucena,
mayo le prometo
sea enhorabuena.

Sea enhorabuena
pimpollo encarnado,
FULANO se llama,
recibe por mayo.

Quiérelo madama,
quiérelo llorosa,
clavel jaspeado,
encarnada rosa.

Encarnada rosa,
azucena blanca,
reina de este pueblo,
de esta calle mapa.

Mapa de galanes,
tan sólo nos falta
una bendición
de tu mano blanca.

Blanquea la aurora
y le dice al sol:
espejo brillante,
quédate con Dios.

Quédate con Dios
que el mayo ahí se queda,
con diez ramilletes
a la cabecera.

Quédate con Dios
que con Dios nos vamos,
hasta el sotro día
que es la Cruz de Mayo.

Adiós alhelí,
adiós azucena,
adiós clavelina,
adiós rosa bella.

lunes, 27 de abril de 2009

LOS MAYOS



Estamos terminando el mes de abril, y ha llegado el momento de hacer referencia a una de las tradiciones más gratas y de mayor peso costumbrista que hubo en nuestro pueblo. Quiero hacer, con ésta y con las dos o tres siguientes páginas, mi pequeño homenaje a “Los Mayos”, transcribiendo las primeras estrofas de cada modalidad, comenzando por los Mayos de la Virgen. En mi libro Olivares de Júcar aparecen las versiones íntegras de todas ellas.

Los Mayos -largo romance de amor, popular en tantos lugares de la Castilla y del antiguo reino de Aragón- los cantaban los quintos del pueblo en la noche del 30 de abril, y “las Músicas” dos noches más tarde. Era costumbre comenzar los Mayos cantando a la Virgen en la puerta de la iglesia. Luego, los quintos se distri­buían en dos grupos y recorrían todas las casas del pueblo cantan­do a las mozas; también a las niñas, pensando en la propina que habrían de recibir por parte de la madre después, y que debían justificar previamente cantando en la noche de mayos.
Por lo general los quintos no eran mal recibidos. Muy pocos solían asomarse a la ventana para saludarlos o decirles alguna cosa. En ocasiones muy excepcionales se les invitaba a un trago de vino o, por el contrario, se les arrojaba un cubo de agua (esto último era lo menos frecuente, pero algún caso se dio). Las muchachas permanecían en vela toda la noche, atentas para escuchar el nombre del "galán" que le echaban por mayo.
El canto se acompañaba con almireces, con raspones acompasa­dos en el vidrio de las botellas de anís, y, cuando ello era posible, con el acordeón, que era el instrumento encargado de hacer los acordes y las variaciones oportunas entre copla y copla.
Cuidando al máximo la fidelidad al texto autóctono, transcri­bo a continuación la letra íntegra de los Mayos -por lo menos los que a mi quinta nos tocó cantar-, de las Músicas y de los Sacra­mentos, que durante tantos años, y siglos quizás, sonaron en su día por las calles y plazuelas de nuestro pueblo:


MAYOS DE LA VIRGEN

Gracias a Dios que llegamos
a cantar aquí a esta puerta,
al templo donde está Dios
lo que llamamos la Iglesia.

Para poder principiar
y dar fin a mis flaquezas,
pedir el sagrado auxilio
a la Celestial Princesa.

A quien humilde y devoto
mi santo ingenio dedico,
a la más Divina Aurora
Madre del Verbo Divino.

Para que pueda pintar
aquella purisma y santa,
que es María concebida
y San José Patriarca

Sacramento, Sacramento,
de la gloria dulce prenda,
sea por siempre alabado
en los cielos y en la tierra.

Sacramento, Sacramento,
Sacramento del Altar,
sea por siempre alabado
sin pecado original

Aquella paloma blanca
que junto al sol tiene el nido,
es el Espíritu Santo
del parapeto divino.

Es la paloma divina
la que nunca cayó en falta,
para subir a su nido
su dulce vuelo levanta.

Es la paloma la Virgen
María llena de gracia,
que subió a reinar al cielo
de virtudes coronada.

Es la Aurora Soberana
de las cortes celestiales,
los ángeles la veneran
por Esposa, Hija y Madre.

La que en el pobre pesebre
parió sin tener pañales
para envolver a su Hijo,
Majestad de Majestades.

Oh, dulce Virgen María,
madre de la tierra y cielo,
y los hombres en el mundo
honran tu poder inmenso.

En fin, Virgen Soberana,
Ave fiel y Sol perfecto,
luna que nunca menguaste,
hermosísimo lucero.

Madre de Dios Soberano,
alumbra mi entendimiento
y gobierna mi memoria
y purifica mi aliento.

Para que con vuestro auxilio
me determine sin riesgo,
a cantaros vuestro mayo
a las puertas de este templo.

Oh, dulce Virgen María,
Madre de la tierra y cielo,
a los que alaban a Dios
poned el remedio eterno.

La que mereció tener
en sus divinas entrañas
al Hijo de Dios Eterno,
Segunda Persona y santa.

La que del fuego infernal
a todo el mundo libraste,
a todos cuantos nacimos
la que más gloria alcanzaste.

La que parísteis a Dios
sin quedaros corrompida,
en el parto virginal
la que nos diste la Vida.

Alta Reina Soberana,
Madre de la tierra y cielo,
a San José Patriarca
por vuestro mayo lo echo.

Aquel galán que en el mundo
fue escogido Padre Eterno,
que le floreció la vara
estando dentro del templo.

Y si estas letras compuse
fue por entrar en tu templo,
y también en tu capilla,
un rato me estuve atento.

Allí contemplé humillado
mis ternuras y lamentos,
del amor ardiente y puro
adiós Reina de los Cielos.

Y para no estar ocioso
su oficio fue carpintero,
se dedicó a trabajar
para poder mantenerlo.

Si en esta vida tuviste
oficio de carpintero,
con que mantener pudiste
a Jesús, Manso Cordero.

Sin perder cruz ni trabajo
Jesucristo entró en los cielos
¿Cómo podremos nosotros
entrar en el reino eterno?

Si rendidos lo imitamos
y lloramos nuestras guerras,
conseguiremos la gracia
y después la gloria eterna.

San José fue el escogido
para esposo de María,
por eso digamos todos:
¡Viva la vara florida!

viernes, 24 de abril de 2009

VOCABULARIO PECULIAR OLIVAREÑO ( y II )


Continuando con el muestrario iniciado días atrás de nuestro vocabulario particular, se expone a continuación una segunda serie de palabras de uso común en nuestro pueblo:


FRENDI: Sus. Cada una de las dos estampillas de cartón que salen de una caja de cerillas. Los chicos los empleaban como moneda de pago al no tener dinero. «Te doy por el trompo cuarenta frendis».
GALILLO: Sus. En Olivares se llama también galillo a la garganta. De chavales solíamos negar alguna cosa diciendo: “No se te atrancará un pelito en to el galillo”, al tiempo que nos dábamos golpecitos en la nuez con la uña del dedo gordo.
GANCHA: Sus. Racimo pequeño o parte menor de un racimo de uvas. «Toma una gancha. Verás que dulces son están este año».
GOBANILLA: Sus. deformación del vocablo "bobanilla", con referencia a la muñeca de la mano. Ninguna de las dos palabras figuran en el Diccionario de la R.A.L. Por extensión, se dice gobanillera a la correa que en ocasiones se emplea para sujetar la muñeca. «Al levantar el saco se me ha resentido la gobanilla y no sabes lo que me duele».
GUACHERA: Sus. Cada una de las señales que quedan en ambos extre­mos de la boca por falta de higiene. Suelen terminar haciéndose heridas. «Has visto que guacheras lleva el crio de la Pepita».
GUACHO: Sus. Chico; muchacho de poca edad. «Se conoce que entra ron los guachos y le destrozaron el huerto».
GÜESPEDE: Sus. Vulgarismo local equivalente a “huésped”. En plural “huéspeda”. Puede utilizarse como equivalente a pícaro: «Menudo güespede estás hecho».
HUSMO: Adj. Goloso; aficionado a comer dulces. «Mi suegra es muy husma; cuando vamos a Cuenca se le van los ojos detrás en los escaparates de las pastelerías».
LONGUERA: Sus. Campo de labor de pequeña superficie. Casi siempre se emplea en diminutivo. «La longuerilla que tengo en Los Coto­rros, este año la voy a echar de pipas».
MAJASIEGA: Es la fiesta familiar que se celebraba con los segadores el día que se acababa la siega de la mies. Se limitaba a una comida especial en casa del amo.
MAJO: Sus. Vestido con ropa de domingo. «Mira, éste ya se ha puesto majo para ir a la boda»
MATAZÓN: Sus. La matanza del cerdo. «El jueves voy de matazón en casa de mi tía».
MELENCHA: Sus. Mechón de pelo que cae sobre la frente. «Estos de la melencha no son de fiar».
MELGUE: Sus. Localismo que se emplea en lugar de mellizo: «Los melgues de Fulano son casi iguales».
MORCEGUILLO: Murciélago. «En mi cámara, todas las noches se nos meten dos o tres morceguillos».
OTRE: Pron. Otro; otra persona. «Mi vecino se va dos meses a trabajar con otre y buen jornal que se saca».
PERRILLA: Sus. un herpes; afección pasajera en el labio. «Se conoce que ha tenido calentura, y mira aue perrilla le ha salido en el labio».
PUMA: Sus. Fruta a modo de ciruela. Es genralmente de color negro y forma oval. «Había en Cañalastejas un arbolucho al lado de la rambla, que en agosto negreaba de las pumas que tenía».
RABISCO: Adj. Rabioso; furioso y temible. «El toro Carpintero es el más rabisco que ha venido a Olivares».
RÁPALA: Sus. Juego de niños con la “rápala”, que es el hueso astrágalo, o taba, de la pata de los corderos. Perder o ganar dependía de la postura en la que cayese.
RASMONAZO: Sus. Sinónimo de arañazo o rozadura fortuita hecha en cualquier parte del cuerpo. «Aún tengo en la pierna el rasmonazo que me hizo el toro el día de la fiesta».
REGOLTIJA: Sus. Vuelta rápida y prolongada. «No sé cuantas regoltijas­ tuve que dar por el barrio hasta que lo encontré»
REPISO: Adj. Arrepentido; que tiene pesar por haber hecho mal alguna cosa. «Fulano está repiso de haberse ido a vivir fuera».
REPIZCO: Sus. Pellizco. «¡Madre, que el chache me ha pegao un repizco en el cuello!»
RESUSTÍA: Sus. Susto que se manifiesta con una convulsión o un gesto espontaneo y brusco. «Cuando vio aquel perrazo cerca de él, pegó una resustía...».
RETRANQUILLA: Sus. Zancadilla. «Al pobre chico le echaron la retranquilla al salir de la escuela y se pegó un sostrazo que aínas se mata»
REZUMBELA: Sus. Peonza. Juguete que se hacía con el extremo de un carrete de hilo de coser y un punzón de madera que se metía por el agujero.
ROCHANO: Muchacho de corta edad que acompaña al pastor (mayoral) en el cuidado de las ovejas. «Me acuerdo que cuando mi padre me ajustó de rochano cobraba nueve duros al mes».
RODILLA: Sus. En Olivares también se conoce por "rodilla" al trapo de cocina. «Chico, acercame esa rodilla que seque la sartén».
ROÑETA: Sus. Trampa. «A mí no me gusta jugar con ese porque hace roñetas».
RULANGO: Sus. Puede aplicarse a cualquier objeto de forma redonda. «Anda, hazme rulangos la barra de salchichón». Con rulangos de hierro jugábamos al calinche.
SAJAR: Verb. Andar hacia atrás. Se suele aplicar al movimiento realizado por vehículos o caballerías. «Empezó a sajar, a sajar, hasta que volcó en la cuneta».
SOSTRAZO: Sus. Porrazo; golpe que alguien se da, generalmente contra el suelo. «Se conoce que dio un mal paso y se pegó un sostrazo que casi se mata».
SOTRO DÍA: Sus. Día siguiente a pasado mañana. «Al sotro día iremos a los toros de Belmonte». «Hasta el sotro día» dice un verso del canto de los “mayos”.
TORNAJO: Sus. Recipiente de madera en el que se preparaba y se servía la comida a los cerdos. «¡Chica, el asqueroso del gorrino me ha roto el tornajo».
TRASPELLAO: Adj. Persona famélica, enfermiza y muy delgada porque pasa hambre. «Si no fuera por las huertas, cuando acabó la guerra estábamos traspellaos todos los del pueblo».
TIRULETA: Sus. Voltereta. «Cuando las eras, menudas tiruletas que nos pegábamos por la tarde en las eras».
VACA: "ir de vaca". Acuerdo entre dos jugadores para compartir ganancias y pérdidas en el juego con dinero común. Usual en los juegos de chicos: calinche, pulso, ronde, chapas, montones... "¿Quieres que vayamos de vaca? No, que tú pierdes muchas veces."
VEDREAO: Sustantivo procedente del participio vidriado. Se usa en Olivares para nombrar a los tenderetes ambulantes que a veces instalan en la plaza, y en los que se vende de todo, pero de manera especial vasijas y utillajes de vidrio, barro esmaltado, loza y porcelana. «En el primer vedreao que venga tengo que comprar una redoma».
ZAMARRO: Sus. Apelativo que denota desprecio. Se aplica a las personas lentas, pesadas, inactivas y de poco espíritu. «Ese, menudo zamarro está hecho».

lunes, 20 de abril de 2009

AGAPITO


Que el lamentable hecho del que ha sido víctima un paisano nuestro haya sido noticia nacional, repetida hasta la saciedad por la TV y otros medios tanto hablados como escritos, bien vale la pena traerlo aquí adonde por el milagro de la red las noticias y los comentarios, el pasado y el presente de nuestro pueblo, puede llegar a cualquier parte del mundo y permanecer expuesto al gran público durante el tiempo que se desee.
Agapito Cantero, con cuarenta y cinco años desempeñando en Madrid su oficio de joyero y relojero, se ha visto obligado a cerrar el negocio que durante todo ese tiempo fue su único medio de vida, obligado por la falta de seguridad que estamos padeciendo y que él ha sufrido en sus carnes un rosario de veces, con riesgo de su vida en más de una ocasión.
¡Qué decir! Lo sentimos, sí, y mucho. Creo que todos nosotros hubiéramos hecho lo mismo en circunstancias similares; incluso no hubiésemos llegado a aguantar tantos atracos como los que él ha sufrido en su pequeño establecimiento de la plaza de Manuel Becerra. Es la falta de valores, hasta los más imprescindibles para andar por la vida, lo que en nuestra sociedad prevalece, el imperio del “todo vale” es lo que prima en este periodo de la historia que nos ha tocado vivir, y que está encontrando cobijo en una buena parte de la sociedad sin que quienes tienen no sólo el deber, sino la obligación de poner remedio, hagan lo posible por poderlo evitar. De seguir así, llegará el momento, no demasiado lejano, de encontrarnos con que somos ciudadanos de un mundo no apto para vivir siguiendo los cánones más elementales que requiere una sociedad civilizada.
Hace unas noches lo he visto llorar de emoción e impotencia en un programa de televisión. Comprendo su dolor. Pienso que, dentro de lo malo, el Santo Niño ha estado con él; podría haberle ocurrido algo peor. Ha tomado una medida acertada que debió haberla tomado antes.
Todo ha pasado ya, amigo Agapito. Urge hacer frente al futuro partiendo de lo que ahora tienes, que todavía es mucho. El pasado es agua que se fue, y la vida, a pesar de estas cosas, aún es posible vivirla con el apoyo de la familia, y de los amigos, una verdadera riqueza que jamás podrá robarte nadie.

viernes, 17 de abril de 2009

VOCABULARIO PECULIAR OLIVAREÑO ( I )


VOCABULARIO PECULIAR OLIVAREÑO ( I )

Cuando José Luís Pecker, -famosa estrella de la radio española allá por los años sesenta- se encontró con el “vocabulario peculiar olivareño” que incluí en mi libro sobre nuestro pueblo, me llamó enseguida por teléfono pidiendo le invitase a venir, pensando que en Olivares se hablaba una extraña variante del idioma castellano. Hace dos años que ha muerto sin ver cumplido su deseo.
En Olivares no se habla un castellano especial. Lo que si están en uso entre la gente mayor son una serie de palabras cuyo significado no conocen los que viene de fuera. Se trata de una larga serie de formas léxicas que encontraron acomodo en el hablar de nuestro pueblo y se quedaron allí, y allí cohabitan con el castellano que se habló siempre y con los nuevos vocablos que a diario nos trae la tecnología moderna.
Se trata por lo general de localismos, arcaísmos, modismos, y otras palabras sentenciadas a desaparecer, que conviene hagamos lo posible por evitarlo.
(En ésta y en la siguiente página incluiré una buena muestra de ellas)


VOCABULARIO:




AINAS: Adv. Casi; «Te he visto muy mal. El toro ainas si te engancha.»
ALBARILLO: Sus. Albaricoque. «En casa de Julio venden unos albari­llos muy buenos»
ALLÁ ONES: Exp. de lugar. «Expresión muy usada en otros tiempos. Significa allá lejos. «Mi primo llegaba con la honda hasta allá ones».
ARRECHONCHA: Sus. Cuando ocurre una irregularidad en una partida de cartas se dice "arrechoncha" y se repite el juego. «Nada, nada, arrechoncha y el juego no vale»
ARREGOSTAO: Ppio. Con ganas de repetir. Suele emplearse en su forma negativa. «Fulano no quedó arregostao a tirarse a la piscina sin saber nadar».
ARRENDAR: Verb. Repetir en tono de burla delante de él lo que otro dice. «Anda, cállate. Si quieres le arriendas a tu padre»
BORRUCHO: Sus. Hijo joven de burro y burra. "En la fuente de Cañalastejas había que beber a borrucho"
BORRUÑO: Sus. Trozo de goma, por lo general de suela de alpargata, en forma de pequeño disco, que los muchachos empleábamos para jugar lanzándolo contra el suelo y la pared, a ver quién conseguía elevarlo más.
BULLE, AL: Sus. Tirar al bulle. Arrojar algo, monedas o caramelos hacia arriba para que los chicos, al caer, lo recojan. «Atentos, que voy a tirar caramelos al bulle».
CAGUETA: Sus. Diarrea. «Calla hombre, calla; si es que no puede salir porque tiene cagueta.
CAPOTE: Sus. Dar capote. Es el nombre que se aplica al hecho de dejar a uno sin comer o sin cenar por haber llegado tarde. «Mira; anoche me entretuve en el bar más de la cuenta, y cuando llegué a mi casa me habían dao capote».
CARRETA: Sus. Cacahuete con tres o más granos. «Mandé al guacho a comprar alcahuetes y los trajo muy hermosos, casi todos carretas».
CHIVATO: Sus. Cabrito, hijo de la cabra. «La cabra de mi vecino parió ayer en la dula y el chivato se lo trajo Amosete en la borrica».
CHIMBOMBO: Sus. Hinchazón en la frente u otro lugar de la cabeza como consecuencia de un golpe. «Ya ves, se ha caido jugando en el recreo y fíjate que chimbombo se ha hecho».
CHUSTA: Sus. Mota incandescente que se desprende de la lumbre. «Fue una cosa tonta. Se conoce que saltó una chusta de la lumbre, y fíjate la que se ha montado».
CIRINGONCIA: Sus. Guiño o movimiento extraño y repentino; giro impre­visto. «Salió el perro por el camino de las Atalayas a todo correr, pero al llegar al barranco, la liebre hizo una ciringoncia y se le escapó».
CURCUSILLA: Sus. Es el nombre del hueso de la rabadilla. «Se cayó del remolque y casi se destroza la curcusilla. Aún dice que le duele.»
CHACHE,A: Sus. Es el nombre con el que en la familia se distingue al hermano mayor.«¡Como me pegues se lo digo a mi chahe y ya verás!»
CHAPETA: Sus. Infección en los labios, generalmente en el labio inferior, a consecuencia del aire y de la falta de higiene. Con algo de sorna suele llamar­se también "saigué". «Cuando llega el agosto, se le prepara una chapeta que le dura hasta nochebue­na».
CHIRI: Sus. Muleto joven hijo de caballo y burra o de asno y yegua, no útil aún para el trabajo. «¿Te acuerdas del chiri aquel que compró mi padre hace muchos años allá por la sierra?
CHOTA: Sus. Llantina. También se le dice barraquera. «Como no le dio su madre el capricho, le entró una chota que no había manera de hacerle callar».
CHUCHURRÍO: Adj. Pocho, estropeado, pasado de sazón. «Trajo una cesta de ceremeñas que estaban casi todas negras y chuchurrías».
CHURRO: Sus. Ternero, hijo de la vaca. «Me acuerdo un año que compró mi padre un churro en la feria de la Parrilla, y cuando no nos veía nadie íbamos los muchachos y lo toreábamos en el corral»
CHUSCARRAR: Verb. Metátesis de churrascar, que sería la expresión correcta. Tostar, quemar el pelo. «En casa de mi padre chuscarra­ban el gorrino con aliagas».
DESALIÑO: Sus. Muestra apetitosa de la antigua gastronomía de otoño. Lleva masa, uvas negras en su interior, y harina por fuera que, al cocerlo, se tuesta en el horno. «Hace por lo menos veinte años que no pruebo el desaliño».
DUZ: Adj. Dulce. «Me gusta mucho lo duz. Al café le echo dos o tres cucharadillas de azúcar».
EMPENTAR: Verb. Tocar, apoyar. «No te empentes en la pared porque mancha».
EMPORCAR: Verb. Sinónimo de ensuciar. «Anda, vete de aquí que me estás emporcando el pasillo».
ENANTES: Adv. Hace un momento. «Tu primo ha estado enantes aquí tomando un botellín con nosotros».
ENORECER: Verb. Oxidar; ponerse feo un metal. «Esa cadena es mala, yo creo que ya se está empezando a enorecer».
ENTOBAR: Verb. Empapar en agua un madero. «Pues mira, en casa de mi padre ya han puesto en agua el tarugo del trillaor para que se entobe».
ESCULLAR: Verb. Vaciar el puchero en la cazuela donde comerá la familia. Su dicción correcta sería “escudillar”: «Cuando llegué anoche a casa, mi madre ya iba a escullar la cena».

domingo, 5 de abril de 2009

AL PUEBLO EN SEMANA SANTA


Aunque habitual, y hasta un poco fanático del pueblo como puede verse, hace seis o siete años que ni personalmente ni en familia voy por allí durante la Semana Santa; justo desde que clausuraron la iglesia por no reunir las condiciones necesarias de seguridad para cumplir con su cometido como templo parroquial.
Solucionado el inconveniente después de tanto tiempo, reinicio el obligado viaje a Olivares para vivir en el saludable ambiente del pueblo estos días de tranquilidad, de fervor, y de trato con tantos amigos desparramados por los lugares más insospechados de nuestro país.
La Semana Santa en nuestro pueblo son fechas también para el recuerdo. Durante estos días suelen afluir a la memoria lejanas imágenes de situaciones y de personas, hoy diferentes o desaparecidas. La Semana Santa no es en Olivares como antes era, ha cambiado mucho, en su aspecto estético a mejor, qué duda cabe; y pienso en la primera edición, cuando surgió el cambio que incluso nos llegó a emocionar, en un intento de parecerse en algo a la de la capital de provincia, propósito que en una buena parte se ha conseguido. Por cuanto a fervor religioso el cambio, si es que lo hubiese habido, no ha rayado a tanta altura. Olivares es un pueblo que siempre fue respetuoso con todo lo que merece ser respetado, y vivió estos días con el respeto debido; pienso que con mejor voluntad que sentido religioso. El laicismo en moda, que intenta corroer hasta lo más sagrado de nuestras vidas y de nuestras tradiciones con el solo propósito de acabar con ellas, es posible que se nos pretenda colar por cualquier resquicio sin aportar a cambio nada mejor. Sería una pena; pues para creyentes y no creyentes la Semana Santa ofrece, cuando menos, la satisfacción de reencontrarse con tus gentes, con los que siempre te sientes a gusto, en un ambiente entrañable y familiar que nos invita a ser más solidarios, a alimentar la amistad, a ser mejores.
En la imagen, un aspecto de la parada en el Calvario de la procesión del Vía Crucis durante la mañana del Viernes Santo.