viernes, 20 de agosto de 2010

ACABARON LAS FIESTAS DEL SANTO NIÑO



Un año más hemos visto pasar las fiestas mayores de nuestro pueblo. Nadie duda que el mal estado del tiempo y la sombra de la crisis económica que atraviesa el país, han tenido mucho que ver para que estas fiestas del 2010 hayan resultado, quizás, las más flojas de los últimos años. El Santo Niño sigue atrayendo de forma masiva a los olivareños repartidos por el mundo. La iglesia ha estado llena de fieles a rebosar, con casi la mitad de los asistentes de pie, sobre todo en la misa mayor del día del Niño; las procesiones bajo la amenaza de la lluvia. Los actos no religiosos, según programa, se han resentido algunos de ellos en interés con respecto a ediciones anteriores, pese a la mejor intención por parte de las autoridades. Estuvo bien la novillada del día 18 y, como siempre, la comida popular de buena vecindad y mejor ambiente del día 19, que a consecuencia de la lluvia persistente de la mañana no se pudo celebrar en el puente del Pozo, su marco habitual, sino en el polideportivo y bajo cubierto. De este encuentro -para mí uno de los más valiosos de toda la fiesta, por lo que tiene de trato cordial entre la gente y la importante concurrencia en un ambiente familiar y distendido- se dio la debida cuenta en alguna de las primeras páginas del blog.

Quiero destacar, no obstante, un acto generalmente minoritario, que cada año se va consolidando y que en esta ocasión ha contado con una mayor asistencia de público, mayor animación y mejor ambiente. Me refiero a la fiesta de barrio que en la tarde del día 16 (con procesión incluida de su Patrón, San Roque) celebran los vecinos de aquellas calles. Es una fiesta simpática, abierta a todo el mundo, a la que poco a poco notamos cómo crece en asistencia y va haciéndose imprescindible en el conjunto general de las fiestas del Santo Niño. No olvidemos que San Roque tiene su fiesta según el calendario el día 16, y que es uno de los santos protectores especialmente venerados en nuestro pueblo desde tiempo inmemorial, con ermita propia y toda una barriada de gente entusiasta que lleva su nombre con orgullo, y le honra cada año con invitación a todo el pueblo en la tarde de su festividad, coincidiendo con la del Santo Niño.
Obsérvese en la fotografía, al lado de la imagen del Santo que encabeza la procesión, la tinaja de limonada con los colores nacionales, preparada para la invitación, y la cesta de los cacahuetes y de los garbanzos torraos junto a una bolsa de cortezas, que ayudan a animar el ambiente.

jueves, 5 de agosto de 2010

OLIVARES CLUB DE FÚTBOL


Esto pudo ser en la década de los años setenta. Después del duro golpe de la emigración que había dejado al pueblo en la mitad de su censo, todavía podrían quedar en Olivares no menos de mil personas. Funcionaban, con buen número de matrícula, cuatro o cinco escuelas de niños y niñas, y había juventud. Entre los mayores de cuarenta años y los menores de esa edad, es posible que el número de habitantes estuviese nivelado.
Como consecuencia de aquel censo de población joven, nada nos debe extrañar que Olivares contase entre lo mejor de los pueblos de la comarca. Todavía lo es, pero ahora con un número bastante inferior de población permanente. Ya por entonces nuestra gente joven comenzó a enamorarse de chicas y de muchachos de los pueblos de alrededor, sobre todo de La Parrilla, lugar con el que los matrimonios de nuestros paisanos y paisanas con chicas y chicos de allí, se cuentan por docenas.
Y teníamos nuestro equipo de fútbol. Creo que ni mejor ni peor que el de los pueblos vecinos con los que solían competir. Se disputaron bastantes encuentros en el campo de Las Columnas, sin que -y esto es importante- entre los equipos rivales se llegase a las manos ni una sola vez, ni siquiera a ninguna de esas situaciones desagradables tan propias de este tipo de eventos deportivos.
Por gentileza de Mercedes, del bar “La Amistad”, puedo ofrecer a los lectores del blog de todo el mundo esta fotografía del equipo local, que seguramente muchos ya conocen por los muchos años que lleva expuesta al otro lado del mostrador. No conozco a todos los jugadores del “Olivares C.F.” que están ahí; pero aun corriendo el riesgo de equivocarme, creo reconocer, entre otros, a Alberto, a Santiago, a Antonio, a Machín, a Piter, a Alfredo, a Ratón, a Jesús, a Manolo…, y a nuestro siempre bien recordado Mario, que en paz descanse, en funciones de entrenador y presidente del equipo. Todos estos jugadores deben de andar hoy entre los cincuenta y los sesenta abriles, si es que alguno, o algunos, no los supera.

La fotografía es de Paco, un profesional de La Hinojo que por aquellos años andaba por los pueblos realizando, por lo general, con su cámara un buen trabajo.