lunes, 10 de agosto de 2015

CON EL SANTO NIÑO POR TIERRAS DE LA MANCHA


            Con ocasión del XXV aniversario de la Coronación canónica de Nª Sª  las Virgen de los Llanos, en la tarde de ayer medio centenar de olivareños nos desplazamos con nuestro Patrón, el Santo Niño, hasta el pueblo manchego de Santa María de los Llanos. Un acontecimiento grandioso de fervor mariano, en el que participamos en torno a las cinco mil personas procedentes de distintos pueblos de la provincia, de la región y de otros lugares de España.
            Además de unos treinta estandartes –algunos extraordinarias obras de arte-, pertenecientes a hermandades de pueblos que no habían llevado su imagen, concurrieron a tan importante solemnidad otras diecisiete hermandades con su imagen como el mejor de sus testimonios; bellas mucha de ellas, entre las que nosotros situamos como primera de todas a nuestro Santo Niño, que causó verdadera admiración, recibió el aplauso y el calificativo de ¡guapo! durante la procesión, y muchas personas quisieron fotografiarse con el.

            Dos hora de procesión, con todos los estandartes e imágenes recorriendo las calles de pueblo. Servicio gratuito de agua fresca embotellada y de lavabo, atenciones por doquier, a lo que en justicia hemos de corresponder con nuestra felicitación y nuestra gratitud. Santa María de los Llanos, un pueblo de no mayor entidad que el nuestro, fue un modelo de organización y de atención al forastero, que bien merece se le reconozca y se le agradezca. Una gente admirable.
            La Misa se celebró en el campo de fútbol, con el altar instalado en una cancha estupenda de gran capacidad. Varios miles de sillas, todas nuevas, todas blancas, todas iguales. Presidió la Eucaristía el Obispo de la diócesis, Mons. José María Yanguas, con varios sacerdotes más como concelebrantes, entre los que se encontraban los dos últimos párrocos de nuestro pueblo: don Germán, hijo de Santa María de los Llanos, y don Daniel, nuestro actual sacerdote.

            Acabamos cansados, pero muy contentos. Encomiable el trabajo de preparadores y de transportistas, y sobre todo el de nuestros banceros que portaron la andas del Santo Niño con su alcalde a la cabeza, que soportaron sabre sus hombros aquel tremendo peso durante todo el trayecto, sin necesidad de relevos. Un gesto de generosidad y de sacrificio, que nuestro Patrón no dejará de premiar. 

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