jueves, 6 de noviembre de 2008

UNA VISIÓN EXTRAÑA


UNA VISIÓN EXTRAÑA

Ocurrió hace ya mucho tiempo. Debió de ser a finales de verano del año 1995 ó 1996, cuando al dar un paseo por las eras de las Columnas me encontré con esta inesperada visión, que, si digo la verdad, creo que me heló la sangre. En un primer momento tuve la impresión de que los dos ejemplares de la “raza brava” estaban saliendo del interior de la tierra, bien preparados de defensas, mirándome los dos fijamente; y yo allí, solo, en pleno campo, inerme, sin ningunas ganas de correr y con el susto metido dentro del cuerpo. Fue sólo un instante. Los encontré detrás de un montón de escombro, o de basura, no lo recuerdo bien.
Una vez pasado el primer sobresalto, y todavía sin dar crédito a lo que acababa de ver, bajé hasta el pueblo, cogí la cámara de fotos, y con el coche me puse de nuevo en pocos minutos delante el macabro espectáculo. Todo seguía igual. Algunas moscas más, seguramente. Tomé la fotografía que quise llevarme como recuerdo, y la presento aquí, a título de mera curiosidad o como una historia menor que merece ser contada; porque la imagen, sobre todo en casos como éste, vale más que mil palabras. ¡Ah!, se me olvidaba, las fiestas del Niño habían terminado dos días antes.

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