OLIVARES EN EL MADOZ
A mediados del siglo XIX, un jurisconsulto navarro, Pascual Madoz, nacido en la ciudad de Pamplona el año 1805, emprende la costosa tarea de recoger en un soberbio diccionario todos los pueblos, aldeas, villas y ciudades de España, valiéndose de los datos que de cada una de ellas le iban proporcionando los eruditos del lugar (secretarios, maestros, sacerdotes, médicos...) y que un nutrido equipo de redactores, pagados por él, iban colocando en el sitio correspondiente hasta completar la obra. Se publicó con el siguiente título "Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar". En la página 243 del tomo número doce, publicado en Madrid el año 1849, aparece la referencia a nuestro pueblo, que, por resultar muy ilustrativa e interesante, merece la pena transcribir íntegra. Dice así:
«OLIVARES: villa con ayuntamiento en la provincia y diócesis de Cuenca (6 leguas), partido judicial de San Clemente (6), audiencia territorial de Albacete (15) y capitanía general de Castilla la Nueva (Madrid 21). Situada sobre una eminencia en terreno pedregoso y dominando una vega de pan llevar. El clima es templado, combatido por los vientos del Norte y el Este, y muy propenso a calenturas intermitentes. Forman la población 298 casas de mediana construcción y a propósito para la ocupación de sus moradores; hay una fuente de buenas aguas de la que se surte el vecindario; escuela de ambos sexos concurrida por 40 niños y 20 niñas, dotado su maestro con 1.500 reales anuales; la iglesia parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción está servida por un cura de término y un presbítero para los caseríos anejos de Don Benito, Casa Blanca, aldea de Ucero y los molinos denominados Olivares, Marqués y Licenciado. Dentro de la población hay una ermita con la advocación de San Roque, y otra fuera bajo la de San Bartolomé, distante 500 pasos al Oeste. Confina el término por el Norte con la Parrilla; Este Valverde; Sur la Almarcha, y Oeste Hinojosa. El término es bastante quebrado, sin que por esta razón deje de ser productivo; parte de él cruza el río Júcar que corre de Norte a Este y tiene un buen puente en el término. Al Este de la población hay un monte poblado de mata baja, del que se surten de leña. Los caminos son locales y su estado malo, a excepción de la carretera que lleva el correo de Madrid a Valencia, cuyo estado es regular. Para el servicio de aquel hay casa de postas con 5 caballos. La correspondencia se recibe de la administración de Tarancón, miércoles, viernes y domingos, y sale martes, jueves y domingos. Produce trigo, cebada, centeno, avena, azafrán, fruta y vino; la cosecha de más importancia es la de vino. Se cría ganado lanar y algún cabrío. Caza de liebres, perdices y conejos, y pesca de loinas, barbos, algunas truchas y anguilas. Industria: la agrícola y dos molinos harineros, cuyo estado es floreciente, impulsados por las aguas del Júcar. Comercio: la exportación de algunos granos y frutas, vino y azafrán. Población: 282 vecinos; 1,122 almas. Capital en productos: 2.691.000 reales; imponible, 134.550. El presupuesto municipal asciende a 6.000 reales, y se cubre con el fondo de propios, pagando de aquella cantidad 1.500 reales al secretario del ayuntamiento.»
A mediados del siglo XIX, un jurisconsulto navarro, Pascual Madoz, nacido en la ciudad de Pamplona el año 1805, emprende la costosa tarea de recoger en un soberbio diccionario todos los pueblos, aldeas, villas y ciudades de España, valiéndose de los datos que de cada una de ellas le iban proporcionando los eruditos del lugar (secretarios, maestros, sacerdotes, médicos...) y que un nutrido equipo de redactores, pagados por él, iban colocando en el sitio correspondiente hasta completar la obra. Se publicó con el siguiente título "Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar". En la página 243 del tomo número doce, publicado en Madrid el año 1849, aparece la referencia a nuestro pueblo, que, por resultar muy ilustrativa e interesante, merece la pena transcribir íntegra. Dice así:
«OLIVARES: villa con ayuntamiento en la provincia y diócesis de Cuenca (6 leguas), partido judicial de San Clemente (6), audiencia territorial de Albacete (15) y capitanía general de Castilla la Nueva (Madrid 21). Situada sobre una eminencia en terreno pedregoso y dominando una vega de pan llevar. El clima es templado, combatido por los vientos del Norte y el Este, y muy propenso a calenturas intermitentes. Forman la población 298 casas de mediana construcción y a propósito para la ocupación de sus moradores; hay una fuente de buenas aguas de la que se surte el vecindario; escuela de ambos sexos concurrida por 40 niños y 20 niñas, dotado su maestro con 1.500 reales anuales; la iglesia parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción está servida por un cura de término y un presbítero para los caseríos anejos de Don Benito, Casa Blanca, aldea de Ucero y los molinos denominados Olivares, Marqués y Licenciado. Dentro de la población hay una ermita con la advocación de San Roque, y otra fuera bajo la de San Bartolomé, distante 500 pasos al Oeste. Confina el término por el Norte con la Parrilla; Este Valverde; Sur la Almarcha, y Oeste Hinojosa. El término es bastante quebrado, sin que por esta razón deje de ser productivo; parte de él cruza el río Júcar que corre de Norte a Este y tiene un buen puente en el término. Al Este de la población hay un monte poblado de mata baja, del que se surten de leña. Los caminos son locales y su estado malo, a excepción de la carretera que lleva el correo de Madrid a Valencia, cuyo estado es regular. Para el servicio de aquel hay casa de postas con 5 caballos. La correspondencia se recibe de la administración de Tarancón, miércoles, viernes y domingos, y sale martes, jueves y domingos. Produce trigo, cebada, centeno, avena, azafrán, fruta y vino; la cosecha de más importancia es la de vino. Se cría ganado lanar y algún cabrío. Caza de liebres, perdices y conejos, y pesca de loinas, barbos, algunas truchas y anguilas. Industria: la agrícola y dos molinos harineros, cuyo estado es floreciente, impulsados por las aguas del Júcar. Comercio: la exportación de algunos granos y frutas, vino y azafrán. Población: 282 vecinos; 1,122 almas. Capital en productos: 2.691.000 reales; imponible, 134.550. El presupuesto municipal asciende a 6.000 reales, y se cubre con el fondo de propios, pagando de aquella cantidad 1.500 reales al secretario del ayuntamiento.»
(La fotografía pertenece a un altorrelieve tallado sobre la piedra en el muro norte de la iglesia, dentro del cementerio viejo. La fecha señalada en él es del año 1738, y las dos flores de lis, pienso que están tomadas del emblema familiar de los Borbones, cuyo primer representante, Felipe V, reinaba en España en aquel momento.)
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