lunes, 8 de septiembre de 2008

GONZÁLEZ PALENCIA (in memoriam)


GONZÁLEZ PALENCIA (in memoriam)

Recuerdo con cierta claridad aquella tarde de domingo a pesar de los cincuenta y nueve años que han transcurrido desde entonces. Algunos chavales jugábamos al balón en la era del Estanquero. Cuando volvimos al pueblo nos llamaron la atención los pequeños grupos de personas reunidas de manera poco habitual en el Lejío a esas horas de la tarde. Había otro grupo mucho mayor de chicos y de mujeres al final de la calle, junto a la casa de don Eusebio, el médico. Acababan de llevar, herido de gravedad y con muy pocas esperanzas de vida, a un señor “muy importante” que había sufrido un accidente de coche en las cuestas del Escalón, cuando la carretera general de Madrid a Valencia pasaba por el pueblo. Ya bien anochecido, se dijo que el señor acababa de morir. Era la tarde del 30 de octubre de 1949.
Se trataba de don Ángel González Palencia, uno de los más importantes arabistas y críticos literarios de su tiempo. Había nacido en Horcajo de Santiago el 4 de septiembre de 1889, y pasado su infancia y primeros años de juventud en Beteta, Priego, y el Seminario de Cuenca.
De sus méritos y trabajos, como personaje puntero de la intelectualidad española durante la primera mitad del siglo XX, conviene destacar que fue catedrático de literatura arábigo-española de la Universidad Central, director de la Escuela de Estudios Árabes del Centro de estudios Históricos de Madrid, así como académico de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia. De los más de cuarenta títulos sobre crítica literaria, arabismo, y alguna que otra obra de creación escritos por él, se me ocurre entresacar: Historia de la literatura española, La España del Siglo de Oro, Del Lazarillo a Quevedo, Historia de la literatura arábigo-española, Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, Moros y Cristianos en la España Medieval, y Miscelánea conquense.
Don Ángel González Palencia, uno de los nombres más significativos de la cultura española del pasado siglo, jamás pudo pensar que el nombre de Olivares estaría presente en todas sus biografías por tan desgraciado motivo.

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